sábado, 11 de octubre de 2014



Te recuperaras -me dijo-
escupiendo sangre.

Y tenía razón,
te levantas
te apuntas a un gimnasio
haces dieta
te compras ropa nueva
reformas la casa
ajustas las cuentas
pones los papeles en orden
vas al psicólogo
organizas la nevera
los deseos
los viajes
la masacre de tu mundo
la derrota
la angustia

y continúas como si no pasara nada.

Y nada pasa.

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