El aguacero caló mis huesos
y en la humedad crecieron peces
que andan
desprestigiando mis movimientos
que se han vuelto
torpes
e imprecisos.
Un balbuceo
unas burbujas
me salen de la boca
y me doy cuenta
que me he vuelto
mujer-pecera,
que doy vueltas sobre mí misma
sin llegar a comprender
cómo he llegado hasta aquí
chapoteando
y sin memoria.
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