Las heridas son reversibles,
da igual la parte de piel que te pongas,
seguramente te van a notar
que tienes algo que duele.
Andas por las esquinas
evitando
avenidas con mucho tráfico
y sorteas las miradas
que indagan
la tristeza
de los transeúntes.
Y cada día más sola
empiezas a escribir
sobre avenidas con heridas,
esquinas sin citas,
pieles con mucho tráfico,
almas que vomitan.
Y te expones en el verso
a que los demás se acerquen
y pongan el dedo en la llaga
pero tú sabes
-y ellos también-
que eso
no les convierte en poetas.
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