No hay un maldito mueble
ni una maldita palabra
que no arrimes
por conveniencia.
La poesía no está de tu lado
por eso
lúgubres sombras en tu semblante
asustan a los niños
y a las sirenas.
Cuentas cuentos
que te inventas
para celebrar tu autoría
en flancos bastiones
de mentiras
que sobrepasan tu peso.
Despechada
victimista
calculadora inocencia
mantienes el ego y las ventas.
(Por ese orden
y viceversa)
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